Cómo crear hábitos de escritura y no abandonarlos
Escribir es como entrenar un músculo: si no lo ejercitas, se atrofia. Para hacer de la escritura un hábito, lo primero es encontrar un horario fijo que se adapte a tu rutina. No hace falta empezar con horas maratónicas; con 10 o 15 minutos al día es suficiente para que tu cerebro se acostumbre. Lo importante es la constancia, no la cantidad.
Otro truco infalible es rodearte de inspiración. Lee a tus autoras y autores favoritos, lleva una libreta para anotar ideas repentinas y prueba ejercicios de escritura creativa. Si te rodeas de palabras, será más fácil que las tuyas fluyan. Además, crea un espacio cómodo y libre de distracciones donde escribir se sienta como un placer, no como una obligación.
La motivación es clave, pero la disciplina es la que te mantiene en marcha. Para no abandonar, establece pequeñas metas alcanzables: un párrafo al día, una escena por semana o un cuento al mes. También ayuda compartir tus escritos con alguien de confianza o un grupo de escritores. Recibir feedback mantiene el entusiasmo y evita que dejes tus textos en el olvido.
Por último, recuerda que escribir no siempre es fácil, y está bien tener días malos. Lo importante es no rendirse. Si un día te bloqueas, cambia de tema, escribe sin presión o date un respiro. Lo esencial es volver siempre a las palabras. Con paciencia y práctica, la escritura dejará de ser un esfuerzo y se convertirá en parte de tu vida.