En GestaCuentos, las historias nunca dejan de fluir, incluso cuando exploran los temas más difíciles. Durante nuestras sesiones recientes, exploramos cómo la escritura creativa puede ser una herramienta poderosa para procesar emociones, construir conexiones y dar forma a ideas. Carla, Mónica, David, Guillermo, Isis, Antonio, Hanna y Vicky, entre otros participantes, compartieron relatos que nos recordaron por qué las palabras tienen el poder de transformar tanto a quien las escribe como a quien las lee.
La escritura es un viaje, y Carla y Mónica son prueba de ello. En una reunión reciente, discutieron desde la revisión de cuentos hasta la planificación de talleres de narración y autobiografía. Mónica trabajó en “Reflejos”, mientras consideraba enviar un relato a una antología literaria sobre enfermedades organizada por la Academia Literaria de la Ciudad de México. Carla, por su parte, desarrolló un cuento con múltiples voces y compartió cómo sus escritos habían impactado positivamente a una amiga, recordándonos el alcance emocional de nuestras historias.
Además, se discutieron maneras de promover la lectura en México, la importancia de continuar con los talleres, y la posibilidad de participar en proyectos colaborativos como antologías literarias. Este compromiso con la narrativa nos invita a todos a mirar hacia adelante y a soñar más grande con nuestras palabras.
La última sesión fue particularmente conmovedora. David compartió su experiencia personal con el dengue, una enfermedad que lo inspiró a crear el cuento “Dante triste resplandor”, una historia que mezcla sueños inquietantes con una realidad devastadora. En el relato, la protagonista enfrenta la culpa y el duelo, mostrando cómo nuestras vivencias más difíciles pueden transformarse en narrativas poderosas.
Por su parte, Guillermo presentó un cuento sobre el diagnóstico terminal de un hombre. Su narración exploró cómo la enfermedad afecta no solo al cuerpo, sino también a la percepción del tiempo, las relaciones y la mortalidad. Estas historias personales no solo conmueven, sino que también abren puertas para comprender mejor las emociones humanas.
La diversidad narrativa continuó con “La maldición de la muñeca”, un cuento de Vicky que nos transporta a la fiesta de quince años de Sofía, donde una antigua muñeca familiar parece traer consigo una maldición. El grupo debatió cómo potenciar el impacto de la historia, reflexionando sobre cómo los elementos aparentemente inofensivos pueden transformarse en símbolos inquietantes en la ficción.
Cada sesión en GestaCuentos nos recuerda que escribir no es solo un acto solitario, sino una manera de conectar con otros y con nosotros mismos. Desde historias sobre enfermedad hasta relatos oníricos, cada narración refleja el poder de las palabras para sanar, inspirar y emocionar.
Entonces, ¿qué historia estás listo para compartir con el mundo? ¿Qué emociones transformarás en palabras? En GestaCuentos, estamos listos para leerte.